Soy terapeuta y consteladora familiar y mis inicios profesionales en lo holístico y natural se remontan al año 1990, cuando empecé a trabajar en un laboratorio de esencias florales, que era además centro de formación.

Fue entonces cuando aprendí a utilizar el péndulo de la mano de la gran maestra y amiga Mika Widmanska.

Desde entonces que esta poderosa herramienta me acompaña.

Tengo péndulos en casa, en el trabajo y siempre llevo un par en el bolso. Son parte de mi botiquín de primeros auxilios, junto con las esencias florales.

Mis alumnos y pacientes saben que el péndulo es una herramienta que utilizo a menudo en mis cursos y visitas individuales.

Algunos me piden que testee las esencias florales que necesitan con el péndulo y que les haga el preparado floral correspondiente.

Para hacerlo, tengo el libro de esencias florales en la mesa y pregunto al péndulo, teniendo muy presente a la persona para quien le testeo las esencias:

– ¿Esta persona necesita tomar flores de Bach?

Si la respuesta es que SÍ, entonces le pregunto de nuevo, mientras la punta del péndulo apunta a la primera de las páginas del listado de esencias:

– ¿Necesita alguna de las esencias que se encuentra en esta página?

Si la respuesta es que SÍ, apunto a la primera esencia: Acebo. Y sigo mi interrogatorio al péndulo, siempre muy concentrada con la persona para la que estoy trabajando:

– ¿Es esta la esencia que necesita?

Así voy pasando página tras página, hasta encontrar la fórmula que le prepararé en el frasco gotero.

Otras veces, algún alumno o mis propias hijas, han venido a mi diciendo que les dolía un hombro, la barriga o cualquier otra parte del cuerpo, entonces cojo el péndulo más indicado para calmar ese dolor y lo voy pasando por la zona a tratar.

Los resultados suelen ser de alivio a los pocos minutos. ¡Increíble ¿no crees?!

El péndulo además se utiliza para armonizar o desbloquear los chakras, en feng shui y en geobiología.